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Imagínate el siguiente escenario:
Es lunes. Te levantas y vas al trabajo. Tomas un Über. Para aprovechar tu tiempo de traslado, sacas tu laptop — bueno, la que te presta la oficina — y te pones a responder correos escuchando tu playlist favorita de Spotify.
La historia se repite algunas semanas hasta que un jueves te das cuenta que este fin de semana se casa tu mejor amigo en una ciudad cercana. Te metes a Zipcar para rentar una Jeep Cherokee para el viaje en carretera.
No estás en tu casa, donde sea que ésta se ubique, sino en el AirBnb que rentaste por dos meses para poder estar cerca de la playa. En este closet no tienes ropa formal para ponerte en la boda. Entonces, vas a la página de Rent-The-Runway para rentar un traje de Tom Ford al que le traías puesto el ojo. Te lo traen el viernes, lo entregas el lunes.
Regresas el domingo en la tarde, preparado para retomar tu rutina. Sin importar tu ausencia, tu casa está impecable, gracias a los servicios de Homejoy, que te evita incluso la necesidad de comprar productos de limpieza.
Decides planear la semana que inicia, y para ello checas el clima. Los próximos días se ven soleados y deliciosos en tu ubicación junto al mar. Se te ocurre pedirle a Zirtual, tu asistente virtual, que te rente un auto convertible.
Para vivir este escenario, no necesitamos ser propietarios de absolutamente nada, ni de los cassettes de música más baratos ni de la ropa de diseñador más cara. Y eso nos libera. Porque, nuestro futuro no se va a tratar de ser dueños de nada, sino de tener acceso a todo.